Cinco prendas de vestir tiene. Las dobla cuidadosamente y las
guarda en la cajonera más alta. Por la humedad. Toca el piano, la flauta y la
batería. Siempre a solas. No soporta que los vecinos le oigan cantar. Aunque lo
hace bien. Él no hace turismo, viaja. Come solo cuando siente hambre. Y a veces
se le olvida. Hay semanas que apenas sale de su estudio, componiendo e
imaginando sinfonías para la banda sonora de una nueva vida. Cinco prendas
de vestir tiene. No más.
Tanto por ofrecer. Y el miedo a perder lo acorrala.
Qué acertado este conciso retrato del V
ResponderEliminarMuchas gracias por tu comentario. Me alegro que te haya gustado. Un saludo.
ResponderEliminar